Enterrada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., la botella de Aceite de Oliva más antigua del mundo se encontró durante las excavaciones en Pompeya y fue depositada en el MANN (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles). Alberto Angela contribuyó al “redescubrimiento” del antiguo recipiente de vidrio durante una inspección realizada en los depósitos del museo, convirtiéndose en objeto de estudio por casualidad ¡Veamos cómo se produjo este gran descubrimiento!
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La botella más antigua de aceite de oliva estaba enterrada en Pompeya
La historia no deja de sorprender, especialmente en el presente: lo saben bien en la Universidad Federico II y el Museo Arqueológico de Nápoles, que han establecido una estrecha colaboración en un estudio sistemático de los hallazgos orgánicos conservados en los depósitos del museo, donde se conservan los materiales recuperados en las fases más antiguas de las excavaciones, iniciadas en la zona del Vesubio.
Específicamente, en 2018, investigadores del Departamento de Agricultura habían comenzado una búsqueda sobre el contenido de una botella de vidrio almacenada en el MANN. El hallazgo, probablemente encontrado en Herculano durante las excavaciones arqueológicas iniciadas por el Príncipe de Elboeuf en 1738 y continuadas por Carlos de Borbón, fue objeto de estudios gracias a Alberto Angela, quien, durante una inspección, había notado que la botella aún contenía cierta cantidad de líquido en su interior.
El propio Alberto Angela, desde su página de Facebook, dio la noticia del descubrimiento excepcional:
«Era julio de 2018 cuando estaba con el equipo en el MANN, el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, para rodar un reportaje para SuperQuark. Acabábamos de terminar de filmar y, poco antes de salir de la habitación, noté una botella de la época pompeyana, en una caja polvorienta: en su interior podía ver material solidificado en perfecto estado. He estado haciendo informes, episodios o libros sobre Pompeya durante 25 años e inmediatamente comprendí el significado científico e histórico de ese artefacto olvidado en los depósitos. Esa botella había estado en el museo desde 1820, cuando había sido descubierto durante algunas excavaciones de la época borbónica y colocado en estos depósitos interminables junto con miles de otros hallazgos. Entonces se perdió el recuerdo de esa botella y, sobre todo, nadie la había estudiado jamás».
Entre las hipótesis más acreditadas, planteadas por el propio Angela, estaba aquella según la cual la sustancia podía ser vino. Los análisis posteriores, realizados por un equipo multidisciplinar coordinado por el profesor Raffaele Sacchi, dieron lugar a descubrimientos sorprendentes, pero sobre todo los investigadores pudieron analizar la identidad molecular de una muestra de aceite de oliva dentro de una botella; que también logró resistir la erupción del Vesubio en el 79 d.C.
Una investigación de la Universidad Federico II tras el ‘redescubrimiento’ de Alberto Angela
Los estudios realizados por el equipo de investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II, del CNR y de la Universidad de Campania Vanvitelli, han permitido detectar gracias al uso de técnicas moleculares y la datación por carbono-14, que la sustancia dentro de la botella era originalmente aceite de oliva pero que los numerosos cambios que ha sufrido, entre ellos, que las altas temperaturas debidas a la erupción del Vesubio han provocado que el líquido sufra enormes cambios químicos, propios de las grasas alimentarias alteradas.
El descubrimiento más particular encontrado, sin embargo, fue aquel según el cual las diferentes moléculas reaccionaron entre sí formando productos de condensación, llamados estólidos, nunca observados en procesos convencionales de alteración natural del aceite de oliva. El estudio de la grasa contenida en el producto fue fundamental: se descubrió, de hecho, que la grasa contenida en el aceite de oliva era de origen vegetal y no de origen animal, siendo este último el más utilizado por las poblaciones de la época.
a) y b) Imagen de la botella con el contenido líquido. c) una muestra utilizada para análisis químico y d) extractos lípidos.
El resultado es muy claro: en esa botella se encuentra el aceite de oliva más antiguo del mundo. “Esta es la muestra más antigua de aceite de oliva que nos ha llegado en grandes cantidades, la botella de aceite más antigua del mundo. La identificación de la naturaleza de la botella de aceite arqueológico – explica con entusiasmo Raffaele Sacchi – nos da una prueba fehaciente de la importancia que tenía el aceite de oliva en la dieta diaria de las poblaciones de la cuenca mediterránea y en particular de los antiguos romanos».
El importante estudio fue publicado en la revista científica NPJ Science Food, del grupo Nature, y puedes consultarlo en este enlace.
Este descubrimiento, por tanto, nos habla de la importancia de un alimento básico de la dieta mediterránea hace ya dos mil años. Un recurso que hoy hace que nuestra tradición sea algo aún más antigua.