Los postres, pasteles y tartas son un manjar al que difícilmente podemos decir que no. La repostería comúnmente representa un capricho que se concede «una sola vez», demonizada por el uso de ingredientes a menudo poco saludables con un alto valor calórico. Nuestro cerebro no puede renunciar a los azúcares: obviamente, una dieta correcta requiere que estos deriven de azúcares complejos (contenidos en pan, pasta, arroz, patatas, etc., posiblemente integrales) y menos de los refinados y simples (como el azúcar de cocción, también contenida en mermeladas, snacks, cremas, etc). Pero comer también es un placer.
¿Por qué renunciar absolutamente a una de las satisfacciones que nuestra cocina es capaz de brindar? Los pasteles y tartas se pueden consumir (siempre en cantidades y frecuencias limitadas), pero lo que realmente marca la diferencia es la calidad de sus ingredientes.
Tradición o innovación: ¿mantequilla o aceite?
“Los postres se hacen con mantequilla”. Hasta hace poco, la creencia era que la repostería no era buena si no contenía mantequilla. Hoy en día el aceite en la pastelería, una vez superada la desconfianza inicial, está ocupando su lugar. La atención al uso del aceite de oliva virgen extra de calidad está dejando espacio para que sustituya al anterior, dando resultados igualmente excelentes al paladar y absolutamente más saludables. Esta nueva tendencia atañe a muchos grandes chefs, pero también a muchos «cocineros y cocineras caseros» que están entendiendo que la alimentación, además del sabor, debe apuntar a la salud.
En repostería, para obtener resultados en términos olfativos y gustativos adecuados a este importante capítulo del arte culinario, es fundamental recurrir a aceites de oliva virgen extra de calidad absoluta, teniendo en cuenta que estos se diferencian entre sí en cultivar y condiciones climáticas.
El aceite adecuado para cada postre
Muchas recetas tradicionales incluyen el uso de aceite de oliva para la preparación de dulces. La innovación actual radica en el mayor conocimiento del aceite: el aceite de oliva virgen extra tiene tantos matices organolépticos que nos permite crear verdaderas obras maestras de la repostería.
La repostería renace con el aceite de oliva virgen extra: un producto capaz de dar suavidad a diferentes masas. Así que aquí tienes algunos consejos para aprovechar al máximo el ingrediente más apreciado de la gastronomía y la estrella de la dieta mediterránea:
Los aceites de oliva virgen extra con ligero sabor afrutado y retrogusto de almendras son adecuados para postres delicados como rosquillas, tarta de arroz, leche frita, buñuelos de manzana o cremas para untar. Estos aceites, más sutiles, acompañan la preparación y la embellecen.
Los aceites de oliva virgen extra de sabor frutado medio, aterciopelados y con equilibrio amargo y picante son adecuados para pasteles de nueces, strudel de manzana, tarta de mermelada, tarta de castañas y otros dulces a base de masa quebrada. Estos aceites hacen que el sabor de la preparación sea fresco y persistente. No será fácil utilizar aceite de oliva virgen extra para hacer la masa, pero una vez conseguida su preparación, el resultado será excelente.
Los aceites de oliva virgen extra de frutado intenso, con fuertes notas de pimienta negra, canela y almendra están indicados para la elaboración de repostería de pasteles secos como galletas y bombones. Estos aceites potencian el sabor y mejoran la digestibilidad de los dulces porque tienen un elevado número de polifenoles y tocoferoles.
Utiliza siempre Aceite de Oliva Virgen Extra Casalbert en tus recetas y ¡Obtendrás resultados deliciosos!